El amor

El amor airoso remontó el viento,
agitando con delicadeza el heno,
llevándose todo pesar y lamento
y regalando calor dulce y tierno.

Arrebató a la razón todo pretexto,
sin puntos, comas, ni ortografía,
sí, para ése sentir no existe texto,
ciencias, distancia, ni geografía.

Así llegó, y con él escudo jurado,
espada para combatir los miedos,
y para tener el corazón guardado,
relicario plateado entre los dedos.

Fue su arribo una tarde de inverno,
cuando el sol su rostro ocultaba
dentro de la inmensidad del llano,
donde sólo sombras plasmaba.

Finalmemte ése día tuvo textura,
lo que había sido sueño infinito,
ilusión de niño, nacida con ternura,
bajo el amparo del candor bendito.

Y mientras ése amor era abrazado,
por el fiel corazón que le sonreía,
se vio el crepúsculo anaranjado
y como despedía la noche al día.

Así se inundó de alegria un deseo
de encomillar en amoroso verso
esta dulce sensación que poseo
es el elixir y el motor del universo

Le bastó telaraña plata ir tejiendo
a ése mágico heraldo del amor,
para ser lo que pronto yo siendo:
músico, poeta y escritor.

¡Quien diría que dicha encontraría,
bailando de alegría por mi suerte!
¡Que la vida entera no bastaría,
para declarar lo que siento al verte!

Que es tu amor el bello presente
que a la vida dio feliz significado,
por el que grito profundamente:
¡Gracias, Dios, no me has olvidado!

Así, mi amor yo tampoco olvido,
escribir lo que me inspira verte, iniciando
nuestra historia y su recorrido,
detalles que me aran quererte.

Por ello, ésta oda he de dejarte,
llena de ardoroso amor sentido,
como promesa que he de quererte,
con el amor de mi corazón vertido.

Todo eso y mucho más es para ti,
Amor mía y custodio de mi ser,
y aunque escasas palabras emití
encierran lo que has hecho florecer.

Sí, pocas son para describir gracia,
con el sublime énfasis de cariño,
pues sólo logran ésa concordancia,
nuestros suspirolidos prodigioso.

En ésa batalla se vuelve tu alma,
destino de mi suspiro de cariño
ése suspiro que exhalo en calma,
cual tierna caricia del céfiro a la flor.

Es su voz de exhalación el sonido,
que en mi pecho ejecuta concierto,
huyendo en notas mi cariño emitido
y llegando a ti en armonioso acierto.

Ábreles las puertas de tu . corazón,
deja que te envuelva su silencio,
que sea en susurrro su canción
la lluvia callada que te grite recio.

Deja se hagan uno con los tuyos,
tal como lo hace nuestro deseo
de despertar los cristalinos arrullos,
que en nuestras pupilas diario leo.

Pupilas que prestan al alma mía,
la voz para la que no hay distancia,
convirtiendo su brillo en melodía
y sonata fecunda en toda instancia.

Mas si alegres las ves contemplar,
no creas que es tu armonioso ser,
no, es tu alma lo que aman admirar
y cuanto mi cariño llegara a crecer.

¡Sí! Ésa admiracion inmensa que siento,
excede cuando sostendras mi mano,
desbordando todo el sentimiento,
que me hace decirte gracias al dia que conosi a este ser

 

Buen poema sobre el amor, me ha gustado, quizás para mi gusto demasiado largo. Un abrazo amigo Agatos. Paco.

 

Que bello poema Agato, sin duda dulces u meloso como un ser enamorado...

A mi gusto es perfecto... Pues una dictadura asi tenia que desarrollarse magestuosamente...

Reciba mis felicitacionea, Bienvenido al portal, espero seguirlo leyendo...

BESOS ROSAS A SU AMA :*