El tabaco.

Esta noche al encender mi mechero, note un peculiar aroma. Aquel perseguía y arrastraba mi curiosidad; tenia que saber que era. Sus tonos maderosos me recordaron a mi infancia en medio de la enorme selva, que fue tan espinosa época.
El dulzor que sublevaba mi olfato, acaricio de manera sutil mi imaginación, que tan golpeada de sin sabores, apenas podía aparecer en turbulentas noches de humo e insomnio.
Carecía de un distintivo que penetrara tan profundamente en cualquier psiquis; que me puso inquieto.
Pero en medio de aquel éxtasis oloroso, supe que todo era generado por mi mente, por mi loca obsesión por ti. Puesto que cuando iba a encender el cigarro, mi mente estaba centrada en ti.
Así que con mi mechero encendido, di fuego a mis impulsos; y deje que olor del tabaco se mezclara con el dulce aroma de tu presencia en mi mente.

Jerónimo Villa.

 

Enciende el fuego del extasis, y el aroma que inunda los pensamientos, muy buen titulo junto a las lineas, le felicito.