El velero

Aquel infeliz velero que asoma por deber,
no es porque quiera, solo es por andar
castiga sus días con quehaceres por doquier,
navega sin orgullo, sin amor por su mar


Hay aquellos que le dicen donde debe navegar,
jamás sale atrasado ni temprano
calcula los oleajes para nunca tropezar
Pregunta : ¿Será tanto esfuerzo en vano?
Eso que le intriga. Ya no vuelve a intrigar.


Navega y ojalá navegara, aquel barco por placer,
que todo lo hace por deber
y jamás por su propia llama


De su bandera queda el marco
de su tripulación el Capitán,
todo ha quedado allá, las botellas, el barco
y el solitario hombre se pasea por la proa,
aquella que su vida no le dará jamás.


Aquel infeliz velero que asoma, y nunca por querer
y el desdichado que sostiene el timón al mando está,
al mando del velero , ¿pero y él?
¿Qué es lo que le queda después de navegar?.


Como ese que dijo , alta en el alba se alza la severa,
faz de metal y melancolía.
El velero se llevó todas sus alegrias,
esas que nunca volverán a navegar.
Pero él, sigue ahí.