Ella.

Ahí ella va, con la cara sonriente y los ojos opacos. Siempre fuerte, sangrando por dentro. Su amor fue rasgado y su inocencia perdida en un mar de lágrimas teñidas de rojo, rojo sangre como la que dejó quien le consideró una cosa y usurpó el lugar donde guardaba su más preciado tesoro, lo ha perdido y con él su confianza en el mundo y su fe en la vida, ahora sonrie y vive viendo un sol negro y una luna ausente, máscaras salidas de un teatro sadista que vienen a reclutarle para la próxima función, función en la que
ella será la estrella.

- Pablo Martínez Alonso -

 

Pablo, bienvenido a este hogar poético, debes organizar la estructura y la puntuación.
Un gusto empezar a conocerte,besos

 

Gracias por tus consejos, lo tomaré en cuenta de ahora en adelante.