Eneas

El barco, su quilla partida,
despiezos sus alas, se hundió.
Y aquel bucanero, sin cielo
ni méritos, yace sin vida
al fondo de un mar que lo vio
nacer con temor y recelo.

Un trueno azulado es el druida
del risco que lápidas dio
a tanto viajero sin suelo
ni amores en cada partida.
Son cuentos que nadie lloró,
con notas de tromba o de hielo.​

 

Andaba buscando su anhelo
andaba a la orilla del mar
el mar le ofrecía un cantar
era un cantar de olas y cielo.

Un barco ondeaba su velo
y buscando en donde atracar
el guía confuso de atar
mal condujo el barco hasta el suelo.

Y halló su mirar en deriva
un mirar de negro profundo
cargado de historia del mundo.

Con una mirada festiva
hallaron la vida en la arena
juntando sonrisas sin pena.​

 

Remuevo recuerdos de arena.
Llovizna que es plomo fundido,
en este verano que quema
mi mente, y tu risa que truena
en ella, a pesar que te has ido.
Repites mi viejo dilema:
Regresas. Te vas. Por ser buena.
Mujer ideal, un soplido
de mar que me aferra al problema
del nunca matar la sirena
de sal que jamás ha existido.
Te quiero, por más que te tema.​

 

Maravilla. Me ha encantado tu poema. Luciana.

 

Gracias, Luciana. Un poquito encabalgado ha salido, pero igualmente me daba la impresión que el producto final era al menos decente.
Un abrazo.

 

Quisiera encontrarte en un lema
que siempre dijera lo mismo
con muchas palabras, un sismo
que me estruje el alma que rema

por corriente hirsuta y extrema
que siente caer en abismo
y escucha tu voz, espejismo
que solo produce noema.

De tu voz yo quiero torrente
frescura que alivie mi pena
que ponga en mi faz la sonrisa.

Yo quiero tu canto que siente
calores del alma y que drena
tristeza que me intranquiliza.​

 

No soy un experto en recelo.
No alimento las desconfianzas.
Son como alimaña voraz.
Pero, a veces, muerdo el anzuelo,
me superan las mescolanzas
de las risas con antifaz

y acabo cargando el mochuelo
aunque no me otorgue enseñanzas.
Prefiero el amor pertinaz
y, feliz, mojar un pañuelo
que azuzar rencor y venganzas
a cambio de un trozo de paz.​

 

Con toda tu luz en un haz
quedé deslumbrada una noche
tu luz me causó tal soroche
que entonces no fui ya capaz

de llegar a ti con fugaz
desliz de ilusión de un trasnoche
bailando muy juntos, derroche
de larga parranda vivaz.

Así me quedé sin tu abrazo
el ritmo y tacón de tu danza
y de un nuevo amor esperanza.

La próxima vez con un lazo
habré de vendarme los ojos
para ver tan solo infrarrojos.
​

 

Instrucciones para ser feliz.

Para ser feliz hay opciones:
Tal vez olvidar, si algo duele,
tal vez el soñar nos consuele,
nos abra en futuro pasiones.

Tal vez rechazar las razones
por las que nuestra alma más suele
dejar que penetre y se cuele
el ayer causando lesiones.

Pero ser feliz es la meta
y hay que elaborar con tesón,
tal vez sea algún canto o un son,

que logre sembrar una veta
de gozo que vaya naciendo
y que nos alegre in crescendo.​

 

Hay cosas que nunca remiendo:
rodillas peladas de un niño
jugando en un parque en verano,
un viejo y muy cómodo atuendo
que, lejos de haber sido armiño,
me abriga al andar de tu mano,

el hueco de tiempo, bebiendo
café, rodeado en cariño,
o el hoyo de un nido, temprano
en marzo, en mi techo diciendo
"no temas" cuando me amorriño.
No zurzo agujeros que amo.​

 

Corría veloz como un gamo
huyendo de infausto fantasma
sudaba copioso, con asma
y en medio del sueño en un tramo

que estaba cubierto de tamo
enreda las piernas, se pasma
y cae, mas mirando a un prasma*
que estaba engarzado en un ramo

de flores de piedras preciosas
rubíes en forma de rosas
y entonces despierta del sueño.

Lamenta el haber despertado
la joya era fina y le ha dado
deseo, dormir con beleño.
​

*prasma: Ágata de color verde oscuro.
​

​

 

Hoy me siento un hombre pequeño.
Pequeño, como un colibrí.
Muy breve, como el aleteo
de un pájaro hermoso que es dueño
de un cielo al que nunca accedí.
Pues la pequeñez de un deseo,
lo efímero, absurdo de un sueño,
no es mero fulgor baladí:
en ti, en este instante, lo veo.​

 

Te leo, mas nunca te veo,
tan solo palabras me llegan
en esta pantalla me pegan
las letras con su corcoveo.

No sé por qué tanto te leo
palabras que a veces me entregan
dolores que a ti te doblegan
o dulce ilusión de deseo

y a veces te leo la risa
y en otras me aturde tu canto
que yo nunca escucho y no aguanto

el verte y no verte. Se frisa
mi piel al leerte, demencia
me causa tenerte... en ausencia.​

 

Creo en el don de la conciencia,
un resquemor con su cordura.
Creo en el alma mesurada,
siempre detesto la violencia.
Creo que creo en la dulzura
que se atrinchera en tu mirada
para fingirme una inociencia.
Creo intuírte una diablura
que detestás encadenada.​

 

Vos me dejás obnubilada
cuando decís que me querés,
pienso que todo es al revés
si eso decís, no decís nada,

pues siempre estoy yo abandonada.
Llamás pa’ decirme -otra vez
causome el tráfico un revés-
y hay que esperar otra jornada.

Será mejor que no volvás
mejor habláme por el fono.

La verdad causa gran encono
estar soñando que vendrás
pasar la tarde toda en blanco
y es porque vos nunca sos franco.​

 

“Fue un desliz de pata de banco”,
me increpó, con tétrico ceño.
¿Será esta mujer un mal sueño,
-me dije-, el temor a un barranco

o un vuelo en Pegaso, que enanco
creyendo que de alas me adueño?
Me enseñó la vida que un leño
nos quema y nos puede hacer blanco

de esa cicatriz que da el fuego.
Pero yo, sin riesgos, me apago.
Como brasa bajo el chubasco.

Vacilo, mas no me repliego.
No importa que “dé muy mal pago”*.
Amar no es negocio ni fiasco.
​

* “Todas, amigo, dan muy mal pago…” (de, “Tomo y obligo”, un tango cantado por Carlos Gardel)

 

Cuando yo te pienso, me enfrasco
en sueño que vuela difuso,
no tengo certezas, intruso
te siento en mi vida. El chubasco

en medio del tráfico atasco,
causó nuestro encuentro confuso,
me diste aventón*, que dispuso
de esta relación, tal vez chasco.

Mas solo recuerdo tu risa,
tu amable atención, caballero,
me diste refugio certero.

Pagaste el café con tu visa,
después de reír con tus bromas
de hacer, con palabras, maromas**.​

*dar aventón: Llevar a un pasajero gratuitamente en un vehículo.
** hacer maromas: desvivirse para hacer o arreglar algo

 

Por más que lo oculto, asomas
una lágrima puja en mi ojo
escapa una gota y me enojo
rocío sereno, me embromas.

y colma el retoño de aromas
y da alimento al abrojo
es llave que abre el cerrojo
al fin te conmuevo y la tomas.

te amo y no quiero decirlo
es triste sufrir tu desprecio
escucho cantar ese mirlo

me dijo que amarte es ser necio
emprende su vuelo y seguirlo
se vuelve mi afán, es tu precio.

 

Tú sabes que yo si te aprecio
y que siempre has sido mi amigo
que a veces has sido mi abrigo
cuando yo he sufrido un desprecio.

Mas esa amistad tú has trocado
en suerte de algún yugo intenso.
Tengo un corazón que es propenso
a quedar de amor lacerado.

Y temo que hacerlo contigo
me cause perder un amor
y también perder un amigo.

Lo pienso y me hiela el temor
que puedas sufrir por mi culpa.
Mi sinceridad, tú disculpa.​

 

Acepto tu hiriente disculpa
comprendo muy bien que te vas
tu forma gentil, por demás
me ayuda a decir que es mi culpa

dejar que tu mano me esculpa
después, de mi suelo feraz
la perla naciente querrás
sacar destrozando la pulpa

Te vas y me dices, te dejo
te niegas, cobarde, ya intuyes
que el miedo contagia a la gente

Te vas sin mirarte al espejo
tu imagen te espanta, y rehuyes
si vuelves te aguardo paciente.

 

Si fuera un tornado rugiente,
o quizá un bestial terremoto
lo que dejó el ánimo roto
podría entender mi presente.

No fue tu mirada insistente
que queda en la pálida foto,
su sepia fugaz y su ignoto
destino de arena silente.

Me digo que fue lo ignorado.
Lo nunca aprendido en la piel.
Lo todo perdido en tu risa.

Lo tanto que el sol me ha robado.
La pizca de luz en la miel
del beso olvidado en la prisa.​

 

Muy bueno tu soneto, Ermenegildo. Un gusto leerlo.

Siempre me promueves la risa,
a ti mi tristeza te duele,
me espantas, tal vez porque vuele,
como una paloma en cornisa.

Me asustas tocando pandero,
mil muecas haciendo el payaso,
yo alegre me adhiero a tu abrazo,
pues me haces bailar con salero.

Que fiesta es poder encontrarte,
reírme contigo bailando,
quedarme contigo cantando.

La noche transformas con arte,
pues es de Van Gogh, estrellada,
que estalla al brillar tu mirada.

​

 

Muchas gracias, Luciana. Gran abrazo.

A veces, me explico "la nada":
¿Será solo un don terrenal
que impide observar el vitral
del cosmos?, ¿una risotada

de quien nos define la entrada
a un sitio de paz celestial?
La nada es un pozo, un puñal
de sombra en la fría morada

en donde sujeta el vacío
su lengua, y en donde no existe
la paz o, de guerra, aliciente.

La nada es el libre albedrío
del negro del éter, que insiste
en irse a jugar a mi mente.​

 

La nada no cabe en mi mente,
que no es ni igual al vacío,
ni tiene ningún albedrío
porque a todo ella es diferente.

No tiene lugar referente
y no es ni siquiera un baldío
pues la nada no es, vaya un lío,
pensar en la nada es demente.

Negación total es de todo,
imposible hallar semejanza,
concepto difícil a ultranza.

Incluso pensarla es un modo
de dar vueltas locas sin pausa
entrar en un loop, eso causa.

​

 

¡Qué tema complejo es la causa!
Defino las causalidades
creyendo entender los efectos.
Mi mente demanda una pausa
buscando elusivas verdades.
El éter nos habla en dialectos

muy crípticos para mi bausa*.
El límite humano es un Hades
que abunda en dilemas abyectos.
La curiosidad nos encausa
en un tribunal de impiedades,
nos hace sentir como insectos.​

* f. Perú. Holganza, haraganería.

 

Escojo caminos abyectos
no logro encontrar la salida
o no haya tal vez, vaya vida,
no logro aclarar los conceptos.

Tal vez es forzar los preceptos,
tal vez es que no haya cabida,
tal vez no tomé la medida,
y no hay solución sin efectos.

Ya todo se está deshaciendo
y me faltan piezas del juego,
tal vez se disuelva este ego.

No importa, yo sigo escribiendo,
son solo palabras al viento
que llevan dolor que yo siento.​

​

 

Puedo ver un sol macilento
en cada mohín, cada danza
de esos ojos cuando reflejan
lo que esconde un pecho sediento.
No será cuestión de esperanza,
ni de sueños que nos bosquejan
una puerta abierta hacia un cuento.
Será dar en tu lontananza
con las fieras que te cortejan.​

 

Los malos augurios no cejan
y de noche más me atormentan.
Parecen fantasmas, lamentan,
y solo temblores me dejan.

Sombras del pasado que espejan
imágenes, luces, que avientan
terrores que a mí me alimentan
temores, que frágil me dejan.

No debo creer en augurios,
son cuentos que inventa la gente,
saber el futuro, inconsciente

deseo, basado en espurios
argumentos mal planteados,
que engañan a los alelados.

​