Epitafio (I)

Yace aquí, al tierno cuerpo de las hiedras,
quien con lira gentil cantó a los mares
bajo ritmos y formas singulares
y el rigor alteró de duras piedras.
Cuando andando el camino con tus cedras
voces quizás distintas percibieses,
sabe, pastor, palabras ser corteses
que te recuerdan cuán afortunado
eres de poseer, al punto dado,
contra la muerte alíferos paveses.​