Esencia

Falsedades a conciencia que destruyen la confianza
llegan después de tanto caminar,
después,
cuando se cae en la cuenta
de que todo era ilusorio,
de que ya no queda nada.

Todo era otra cosa menos lo que parecía ser,
y del mismo elemento del que brotas
comen ahora los buitres carroñeros,
que después de comer hasta cansarse
te dicen adiós con su canto maldito.

Las palabras en las que creías
ahora son puñales que despedazan los recuerdos,
y ya nunca será cierto
nada de lo que persigas.

El teatro cerró sus puertas,
la noria ha dejado de girar,
los perros ya pueden dormir tranquilos
exhaustos de tanto ladrar.

Todos vuelven a sus cuevas,
todo pierde su sentido,
y algunos falsos profetas
se esconden,
para que nadie les vea llorar.

Para olvidarse de que sufrieron
cuando no encontraban su lugar.

Darío Méndez

 

En esencia, Dios es Gozo.
O sea que su Universo es un latido, procedente de un corazón blanco-azulado.
Y por ello, portarnos bien es una tarea conmovedora.
Porque tiene dos sentidos, esa dimensión: Yo, y los demás.
O al revés: Los demás, y yo.


Así, es posible ser cocinero, en un restaurante.
Primero, los clientes. De vez en cuándo, yo.
Agrado a los demás, pero a veces, me llega el turno. Me agrado a mí mismo.
No es que me agraden. No.


Yo me encargo de eso. Sobrevivo.