Extenuante.

Extenuante.


Limpiar tu bella casa. Tocar al piano, una sinfonía a tres voces.
Reflexionar sobre la Buena Nueva del Evangelio.
Conseguir aunar pepitas para fundirlas y obtener el lingote de oro macizo.
Digerir los bombones que contienen un fruto seco.


Contemplar las miríadas de ángeles misericordiosos.





Escapar de las frecuentes batallas campales.
Levantar las manos, ante las guerras sin cuartel.
Experimentar esos sudores fríos.
Dibujar el cómic.


Probar la infusión que no tiene azúcar ni miel. ¡ Todo ! ¡ Me duele todo !

 

Mientras sea un dolor llevadero y que no va a más, por lo menos... Muy bueno, poeta.

 

Es la sensación de ingravidez perpetua, y sin atracción física de ningún tipo, porque ya, no queda magnetismo, ni carisma, ni conjunción especial de los astros o coincidencia fortuita que provoque un desenlace final digno y noble. Una continuidad ligeramente inestable, que nos va deformando, de tal manera que nuestro ideal se torna erótico, queramos o no. Y pretendiendo huir de ello, manifestamos un rechazo hacia la gravedad, y el electromagnetismo. Con lo cuál, al no quedar placer, sino alegría, tan solamente... ¡ Nos duele todo !

 

Una bella y a la vez doliente prosa
Cariños amigo
Nélida

 

Sí, porque estoy descubriendo Nunca Jamás, junto a Peter Pan y Wendy. Hay que trabajar mucho. Los que manejamos las cámaras, uff. Para qué te voy a contar.





Pero al mismo tiempo, podemos descansar, porque ya, no estamos locos. El pobre Peter Pan sueña con ser, siempre, un niño. La madurez es inaceptable para él. No sé a qué se debe, su rechazo. Puede ser que haya un largo trecho que recorrer, aún. Y eso le fatigue.