Filantropía

Te doy el lado blanco de mi alma, la espiga madura de mi trigal,

el óbolo de un amor que no se mira en los espejos, la sonrisa

que, como un pájaro, parte de mis labios a los tuyos;

te doy el silencio para que en ti crezca el libre albedrío,

la bondad del pensamiento que es agua fértil en los recovecos

de los años; te doy el portal de mi casa para que entres a la luz

que, débilmente, ilumina el transcurrir de mis horas; te doy

la llave de un tesoro que no deslumbra con destellos de plata,

es tan solo un corazón que, igual que un ángel, se conmueve

con quien sufre por las penurias del tiempo y de la vida.

 

La primera línea que es la que cito, da un hermoso sentido y coherencia a lo que viene después, ya que unifica el concepto de amar bien, plenamente, en una entrega de la cual sin dudas pueden brotar los mejores frutos.
Fue un gusto pasar a leerte.
Que tengas un muy feliz jueves.

 

Gracias, Cecy, por la lectura y el comentario. Siempre me alegra verte por mis humildes letras. Un abrazo y feliz semana.

 

Gracias, Alde, por leer y comentar. Un saludo cordial.

 

Un placer siempre detenerme en sus letras querido amigo.
Un fuerte abrazo desde los cielos de este halcon.

 

Una dádiva de un profundo significado, entregarlo todo por un amor, "el" amor, ese que
llega y sin saber como, ni cuando, ni por qué, se queda para siempre en nuestras almas,
en nuestros corazones, en nuestra piel. Ramón es bello siempre encontrarte, leerte, que
estés aquí y disfrutar de tus excelentes letras.
Besitos cariñosos vuelen a tus mejillas.

 

Agradezco tu visita y palabras. Un abrazo.

 

Gracias, Anamer, por tu lectura y amables palabras. Un beso.