Gran Hermano.

Era yo, ¿ Muchas voces a la vez ?
Un poema tras otro, bajo la lluvia torrencial.
No tenía freno, pues la única medida del Amor, es el Amor sin medida.
Según aseguró san Agustín.


Pero recapacité y cerré el grifo de mis chorros de agua potable celestial.


¿ Qué estoy haciendo ?
¿ Por qué vivo aquí ?
¿ Quién me pone la pierna encima, para que no levante cabeza ?
¿ Por qué vivo en una casa de Gran Hermano ?


El ojo que todo lo ve, nos espiaba. Había cámaras tras los espejos.


Besé a mi novia, pero estábamos prefabricados.
Éramos personajes de pegatina, pegados en un mural.
Éramos gusanos y ciempiés, que querían labrarse un porvenir, en el mundo del espectáculo,
para metamorfosearse en mariposas.


¿ Yo ? ¿ Tú ? ¿ Él ? Y seguían removiendo la sopa, con la gran cuchara de palo.





Yo soy el Amor, queridos duendes.
Yo soy el Amor, y vamos a escaparnos.
Ideé un plan, para evadirnos...
Y fui a comprar tabaco al estanco.


¡ No puede ser así ! No es el vicio, la tierra de Promisión. No es así, el pueblo de Israel.


¡ Dan, Dan, Dan ! Así me llamo.
¡ Dan, Dan, Dan ! Tribu desaparecida.
Y aquí estoy...
Junto a los fenicios, hablando con el ave Fénix que renace de sus cenizas.


¿ Fumaste un puro mediano Reig ?