Hermano

La sola presencia de un hueco me disgusta los párpados.
Éramos vos y yo junto al fuego ornamental,
junto a voces juveniles de un apego estúpido.
Las fiestas morían mientras el verano daba trompos en la mesa,
y un pelo rubio y rebelde me tocó a mí de rebote.
La voz de abuelo y abuela duermen en la pared,
¿recuerdas aquel incendio que dio sentencias injustamente?
El diente de ajo pintando luces y cortinas...
Los éramos, los fuimos...
Los nunca seremos... Bebían de un estanque que padre y yo demolíamos de risa.
La pelota robada por un viejo televisor,
y días muertos en golosinas empuñadas.
Un buen día todos gritaron gol retorciendo para siempre nuestra espina cervical,
y fuimos guapos y solemnes defendiendo un territorio abandonado.
La duda carcajea en nuestros puños rotos,
el gancia, la miel, los puentes y los ríos... Entre sorbos y mujeres,
se detienen en la mirada de un bobino muerto años después.
El campo suelta sutiles espectros como vapores de un horno sideral,
y el ojo se empaña súbitamente,
y el sueño se reprime,
y los días se revuelcan entre tréboles y cardos.
Ya no están sobre la mesa los pájaros tuyos,
no hay timbres ni palomas bajo la siesta alambrada,
a veces...
un suspiro marginal en la mente noventosa,
que invita, saluda y luego se esconde en algún rincón de nuestra sangre.

Enzo.

 

Ese modo tan tuyo de decir, tan cotidiano y a la vez extraordinario, que hace de la nostalgia, poesía...
Me gusta leerte tan intimista.
Abrazo.

 

Gracias por la lectura intimista. Med. Que andes bien, nos vemos por ahí, seguro a orillas del río Suquía. :v

 

Chifla cuando andes cerca, yo vivo al frente del río, siempre hay ramitas pa'l fuego del asado y bueno, nunca faltará hielo pa'l ferné.

 

Y hielo de la YPF más cercana Ajajajaj

 

Unas trites letras me pones en mi camino
Me gusta leerlas
Un saludo