Hijo adoptivo.

Era todo, a mi manera.
Levadura Royal, para el bizcocho.
Sal marina gorda, en la ensalada tropical.
Y en la hamburguesa, semillas de sésamo.


Entonces, llegó el desafío. ¡ Pinocchio !


Gepetto Cadiscos pinchaba discos de vinilo,
por las noches, en un garito de Marbella.
Su obra, su huella, ¡ Mi hijo adoptivo !
Títere que mentía, para que su nariz creciera.


Le eduqué en los cuentos de hadas.





Le presenté a su madrina: Mary Poppins.
Quiso verla desnuda, mientras amasaba harina.
Lo atrapé, cubriéndole con una sábana,
como a los fantasmas.


Pinocchio hizo amigos, en el vecindario.


Estaban Epi y Blas, que amaban el abecedario...
Tricky, el monstruo de las galletas.
Peggy, cerdita pulcra y bien vestida...
O Johnny Melavo. Huía de la ducha.


Tuvimos serios problemas para matricularlo


en la Facultad de Medicina.
Pero su inteligencia resultaba brillante.
Así que optó, pues dispone de Libre Albedrío.
Quiso estudiar guión de cine.


Actualmente, reside en Pamplona.


Moraleja: " Aterriza como puedas. "

 

Tengo la impresión que se me escapa algo, y no se que es! Quizás es que todavía ando por las nubes.
Es un placer pasar por tus letras Nommo.
Saludos

 

Quizá se te escape que Pinocchio, siendo un títere, dispusiera de Libre Albedrío, y asimismo, de amplio discernimiento, por obra y gracia de Gepetto Cadiscos, quien siendo Disc-Jockey, había superado al doctor Frankenstein, y engendró una obra maestra, capaz de valerse por sí misma y de actuar como uno de los nuestros. Como cualquiera de nosotros. O sea que Pinocchio amaba la verdad.


Y claro, eso es demasiado poderoso, para comprenderlo.
Es un fulminante rayo de luz, para Saulo de Tarso.
Así, se convierte al cristianismo, y deja de ser fariseo.