Identidad

Involuntariamente,
la ciudad palpita,
la montaña más alta
de la comarca observa
enjuta en su falda de verano,
el viento,
última transmigración
del hombre hiperactivo,
alarga sus lúdicas manos
en busca de inacabados
puzles que deberían
comenzarse de nuevo;

la corriente y sus olas
vuelven eternamente,

un estómago ruge
en cada uno de los mares,
digieren el tiempo
que a todos los segundos
se ahoga,
sin que nadie acuda,
sin que sirva de nada
el boca a boca,

tú y yo nos miramos,
colgados
de un renovado cabello,
suspensos
a la frágil materia
que nos ciñe al mundo,

derrotados,

conformes
con la vida
parasitaria que nos toca.

 

Algunos son el motor del mundo, hacen y hacen...
Otros, nos colgamos de ellos, nos conformamos, vamos y venimos
y principalmente no hacemos... Por ejemplo los escritores jajaja

Tienes un estilo muy parecido a Freud... Me dejan en la cuerda
floja con esas expresiones trascendentales, que quienes no comprenden
la esencia del realismo, luego me comen cruda jaja

Abrazo!

 

lindo poema reflexivo...saludos!

 

Me gustó ese juego de perspectivas. Un saludo. Luis

 

Hay cosas que es mejor no tocarlas.
Los puzles sin acabar también tienen su encanto,
y las piezas mejor que estén perdidas.

"en busca de inacabados
puzles que deberían
comenzarse de nuevo;"

Un saludo.