Intemperancia (Soneto)

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Intemperancia
- Soneto Clásico -
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Mis cómplices: silencio de la estancia,
la soledad en dilación sombría,
la despedida de la luz del día,
y el recuerdo que deja tu fragancia.

Sentí una peculiar intemperancia:
vibró de mis sentidos la jauría;
y en el ámbito oscuro parecía
una falaz traidora, la distancia.

Afanoso aumentaba mis anhelos
de encontrarnos a solas, sin recelos.
Contenido el aliento, laxo y mudo,

ya sentía tu tiempo eternizado
¡cuando noté llegar apresurado,
intrépido y sutil, tu pie desnudo!

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Querido amigo y poeta Ulpiano:
Esto es un soneto, en mi modesto entender, con mayúsculas. En los cuartetos se desarrolla la idea de la ausencia y sus secuelas de manera magistral. En el primer cuarteto te haces acompañar del silencio, la soledad, la despedida y el aroma de la ausente aún flotando o impregnado en los objetos. La falta de templanza en la expresión sensual y en el deseo expresado en el primer terceto. Pero, amigo mío, qué cierre tan sorprendente y de nuevo magistral.
Aplaudir de pie es lo deseo. Todo un honor y un placer haber disfrutado de tu obra.
Con mi a brazo va el sentimiento de admiración.
Salvado.

 

Mi apreciadísimo amigo y destacado poeta Salvador:

¡He quedado sorprendido al leer esta asombrosa radiografía de mi soneto! Con el alto
profesionalismo de un destacado analista literario, la magnanimidad y nobleza de
tus palabras han convertido mi soneto en una joya literaria.

Cuánto te agradezco, querido amigo mío que así lo veas; sólo te pido que me ofrezcas
la esperanza de ser algún día merecedor de todo lo que has expresado y pueda llegar,
en este complejo mundo poético, a la altura en que tú te encuentras.

Con mi eviterno agradecimiento, recibe mi fraternalísimo abrazo,

Ulpiano