Jerarquía.

Allí estaban, todos los discípulos.
Jugando al Ajedrez, unos contra otros.
Los blancos y los negros, judíos y gentiles, indios y vaqueros, ricos y pobres...
Y el director de orquesta, era la obra.


¿ En qué cabeza cabe ese concepto ? Pero si es sólo, el templo de Salomón.





El comienzo de la masonería, que entendió Hiram Abiff.
Como integridad total, de los pies a la cabeza.
La majestuosidad de una edificación, repleta de belleza.
Con gran pureza, como el sonido del silencio.


¡ Acceso denegado ! Es el Mesías el verdadero cuerpo humano.


Y la albañilería o la arquitectura, son en vano.
Puesto que Jesús derribará esa construcción, en tres días.
Pero Roma entera se reía.
Están locos estos romanos.


Jesús obró milagros y creó palabras nuevas y metáforas.


Luego por tanto, sí era discípulo de la Gran Gloria.
O sea, la obra. El año. La órbita elíptica de un mundo, alrededor de su estrella.
Cualquier huella que dejan los hombres, en su historia.
Una sinfonía a tres voces, un acueducto, una imprenta, una carabela de Colón...


Una granja, un pueblo, una mesa de dibujo, un compás, una escuadra y un cartabón.


Jesús obedecía.
Y las buenas partidas de Ajedrez, también son obras.
Como un pantalón, o una camisa, o un libro abierto.
Un mercado en el desierto. Una nave espacial. Un arca de la alianza.





Una civilización extraterrestre, que desciende del cielo. Y son Vigilantes y Santos.


Moisés se relacionaba con ellos.
Y ellos bombardearon Sodoma y Gomorra.
Pero eran humanos. ¡ Y divinos !
Henoc escribió su Libro del Juicio, para denunciar la fornicación, de algunos visitantes.


Ya que las humanas se acostaron con ellos, y parieron hijos gigantes.

 

Me quedado enrocado Mommo pero mola el llavero del Halcón Milenario.

Un abrazo.

 

Gracias por comentar, y espero que le siente bien, esta vida, que es como una cerveza rubia.