Juan

El corazón de la montaña acoge
El polvo que un día fuiste hermano
La tierra húmeda de los Andes
Guarda en sus entrañas el gris
De tus restos, de tu esencia ahora muerta.
Pero quedan tus recuerdos,
Habitante de mis sueños,
Mensaje encriptado en mi memoria.
Vienes de las profundidades del subconsciente
Del profundo abismo de tu ausencia,
Llegas y te instalas, te ríes, me hablas,
Me miras con tus ojos chistosos
Pronuncias mi nombre y luego te esfumas
Desapareces en los confines cerebrales
En el océano eléctrico de las neuronas
Te pierdes como tu polvo en la montaña.
Pero vuelves, edificado y edificante,
Renovado como después de la lluvia,
Con el rocío de tu voz, de tu palabra,
Como las hierbas que nacen sobre
Tu tumba clavada en la arena.
Yo te sueño y te pienso, y te envidio,
Porque ahora eres memoria y eres presente
Eres catarsis y fórmula de paz,
Ambiente tibio de esperanza
Residente inmortal de mi mente.