Juguete

Grito,
y nadie me oye.
Lloro
y nadie se apiada de mi alma.
Me hundo lentamente
en la soledad
de ver mi alma encallada,
en el puerto de la adversidad.
Lo prefiero,
es la verdad;
no quiero volver a ser
ese juguete
con el que jugar,
que lo usan y
cuando no le quedan pilas
lo tiran sin piedad.​

 

Asi se seinten algunas personas!!Siempre trato que mis seres queridos no se sientan como juguetes..

 

Fuerza...
Me gusta la expresión en tu poesía, la determinación.
Un abrazo.

 

Alberto, nadie debería de sentirse así nunca, y menos nuestros seres queridos, pero aún así, pasa.
Un abrazo y gracias!

 

Gracias Helen, pero el poema, no es más allá que la propia determinación de la realidad.
Un besazo!
Por cierto, preciosos ojos