La ira

La ira

La ira es ese deseo de romper la puerta
a martillazos, de hacer correr sangre,
de prender fuego todo,
de relamerse de venganza y todo ese
dulce fresco de ver hecho trizas
al causante del fastidio
o el fastidio en si mismo.

Verlo bañado en dolor,
de imaginarlo a un hecho real,
de sentirse fogoso y con esa sensación
tan humana, tan básica,
de cuando matábamos a garrote.

Dormir y no poder dormir
porque un imbécil hace bulla,
a uno que su mamá engrió mucho
haciéndole creer que puede bajar
solo con el deseo las estrellas
y ser dios cuando se cambia de zapatos.

Estamos llenos de tontos
no creo en la justicia de la auto compasión,
de los pobrecitos que te sonríen
cuando le das, y ponen
cara larga y muchos pretextos
cuando se les exigen.

Ello me da mucha rabia,
la ira que se dispara como un cometa,
vagos de sofá y play station.
Ya están jodidos
pero le pican las ultimas monedas
o tal vez las primeras
de las pensiones de las abuelas.

Ya la vida tiene su propio lanzallamas
para ellos, pero que piedra
más grande resulta para todo,
hasta para algo que se llama
ir a votar y democracia.