La luna

Hecate cerró la verja,
el sonido seco se olía
en el aire de mayo.
No se oyó el disparo de Diana
a bocajarro, sobre sus manos.
La calle se agitó al sentir
el tacto de sus sandalias desnudas.
No se vio la sangre caer por el balcón.
Con la frente muda,
buscando guirnaldas de luz
Hecate caminó
hacia la luna.

 

Es posible que Diana, cazadora, no pudiera evitar a su instinto y disparara su flecha. Prefiero a Hécate, y mucho más, si ensangrentada camina hacia la luna. Los poemas con motivos mitológicos me gustan mucho, el tuyo es misterioso, y hay en él una simbología a gusto del consumidor. Un abrazo, amiga.

 

Gracias Ramón, ya sabes que Hecate es una diosa de la luna, me gustó plantear una luna y su diosa herida por la cazadora Diana. Pero está sujeto a lo que quieras ver. Un abrazo