La Maldición

Las condenadas mazorcas se iban pudriendo ante la atenta mirada del ojo que todo lo ve.El llameante fuego solar del despampanante estío agrietaba y resecaba el campo de las cosechas.La humanidad clamaba de rodillas,en una oleada salvaje,por un chaparrón que hiciese callar el lamento ominoso de la madre tierra.Mas todo era inútil.La lluvia salvadora no llegaría.Aquella región estaba bajo la maldición del espíritu de un descomunal brujo que había sido quemado en una pira incombustible de amarillenta lengua sacrílega,bajo los auspicios de una Santa Inquisición vestida de negro raso.Lo que no sabían los pueblerinos es que aquel ser ancestral se había transfigurado,mediante las nigrománticas artes mágicas,en un perverso demonio tutelar que ahora se introducía subrepticiamente en los hogares para robar almas a inocentes niños;durmiendo pesadillas de plomizo sueño decadente.Los aldeanos decidieron pedir consejo a un cura eminente de la región y este les espetó en los agudos oídos,para su propia calamidad,que sin cuerpo,tal amante del Mal era indestructible.Su elemento somático había sido reducido a cenizas y ya no había escapatoria posible.

 

marlene2m,yo creo seriamente en las maldiciones y sus efectos nocivos sobre un alma atormentada que,no pudiendo aguantar en las regiones insondables del limbo o el infierno,viene al mundo de los vivos bajo apariencia espectral;para succionar la esencia vital de los desgraciados mortales.Atentamente Edouard.