LABOR

-LABOR-

Son surcos los de tu frente
Dibujados bajo las canas
Cincelados a cada golpe
Que diste con la azada.

Está raído el chaleco
Mohido el sombrero
Están de huesos tus manos
Endurecidos por el mango
Del pico del obrero.

Ya no cabe en tu piel,
Ni un rayo más
De ese sol severo,
Que se clava en cada poro
De tu agrietado cuerpo.

Solo el bálsamo del botijo
Calmó tu garganta seca,
Y la morera te cobijó
Con su serena sombra fresca.

Doy tu nombre al viento,
Para que cobres,
Por fin, tu paga.
Emolumento merecido
Después de vida agotada,
Levantando caballones
En la tierra heredada,
Donde un día sudaste.
Luchaste por sacar de ella
Los frutos que te daba...
Y, hoy crece triste plantación
De asfalto y fachadas.

Ahora, ya no quedan ramas
Donde posarse ni el gorrión,
Si no es en nuestra imaginación
En tardes de huerta soñada.

 

Maravilloso!

Me paseo en tus versos en esta noche tranquila...

Besitos de fresa,