Letizia.

Allí estaba ella, radiante, como una estrella.
Sin embargo, su vida pendía de un hilo.
Debíamos actuar con sigilo.
O nos veríamos disfrazados de penitentes, por Semana Santa, paseando en la noche malagueña.


La devoción y el afecto hacia el Mesías, me satisface. Pero no me concierne.


Yo debo poner los puntos, sobre las íes.
Soplar todas las velas del cumpleaños.
Y a esa ninfa de Judea, muchos adversarios crueles, querían hacerle daño.
Pues era la reina de España, toreando en una plaza de toros, en Sevilla.





Se puso en cuclillas, y el astado saltó por los aires.


¡ Menuda proeza ! Es la excepción que confirma la regla.
Resuelve los enigmas del Puzzle. Otorga volumen, a los dibujos animados.
Salen a relucir los contornos. Mucha pechuga.
Sinuosas caderas... Despampanante y sabrosa, como los higos y las brevas.





Ella era Eva; madre de toda criatura. Por sobre todo, Letizia. Musa, mariposa y oruga.

 

Excelente amigo, un placer disfrutar de tu poesía. Saludos, que vaya todo muy bien.

 

Gracias, amigo.