Llamarada

​

Caminando por la senda de roja ceniza,
ardiente mordida que la tarde provoca,
siento una risa de oro que se desliza
como una madre que corre cuando su hijo avisa.

Corro con mis manos en el cielo por la tardes,
duermo en los pastos bajo el amigo que da sombra,
percibo mi infancia y la recorro como una cobra...
arrojo mis pensamientos a una fuente de aguas verdes.

Mis pies de tierra envenenan mi roja mirada,
espero el movimiento que la locura (de mí enamorada),
borre mi pluma envenenada de letras que marchitan
las flores, que en ese estado, a todos matan.

¿A dónde fue ella?​

 

Bonito contenido poético. Un gusto leerte. Un saludo desde Anaco. Venezuela

 

Muchas gracias por pasar por mis versos. Ya noté el fallo :::sonreir1:::

Alegría y tristeza, ambas siguen un mismo patrón y se sienten a ratos, se intercalan, pero una es mejor que la otra. A veces sabemos que existen cosas malas, aún así a veces nos entregamos a lo malo y éste nos perjudica, por eso existe la pregunta...

PD. Editada la imágen anterior también, que al parecer la anterior tuvo problemas.