Luciernaga

Luciernaga

La noche fresca, el camino sinuoso y su aroma de vida aterciopelado y vivaz que remueve al aliento húmedo de mi boca exhausta alojada cómoda en el acariciar de sus silenciosos pies.

Quizás unos peldaños de concreto empinándose al cielo arrebaten el precioso silencio de su mirada vasta y atenta a la esperanza.
Su boca, que dulce vino, mi vino consumido en mi apetito raudo de luciérnagas deliciosas, veloces observantes de mi sexto sentido que se levanta a buscarla a través del reflejo de sus pupilas agudas, tan dulces como incomparables y absolutas.

Aire, al detener los segundos, se calma el ritmo del corazón propio en entrega a ella, en extremo, tan a rabiar, candente y resucitado siempre sobre aire, descendiendo en hojas de otoños danzantes vestidas de oro y carmesí que descansa en esmeraldas deshojadas de los árboles del cielo.

En las alas agitándome, volándome, buscándola solo, solo. Vuelo detente ¡ mira firme sobre el mar como mi luciérnaga se abalanza a un costado de las presencias azules del firmamento terreneal, dos miradas fijas, cebada y caña, explosión de destinos ineludibles, mas tu de el, yo de ella, la cuerda floja mira el abismo sin temblar y me borra el alma al despertar de sus bellos ojos que me albergar y cobijan el secreto de mi amada encendida en la noche a destiempo.
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bellisimo linda sensibilidad amigo