Luciérnagos

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Buena obra que apunta al lector a meditar las sutiles diferencias entre coincidir seguir y entregar.

La libertad exige autocrítica, so riesgo de caer inadvertidamente en un dogma.

 

Ciertamente amigo mío, la intención de esta obra fue la autocrítica. Empezando por señalar a los "culpables" que todos señalamos, para dar luego un giro, y reconocer que los verdaderos culpables somos nosotros por consentir. Ese fue el sentido que quise darle.
Me alegra que captaras la intención.

Gracias por pasarte por aquí.

 

Genial, Manolo. No, no hay honor en ser carne de cañón. Pero allá cada cual, finalmente el tiempo los pone a todos en su sitio.
Estoy a tu lado...

 

Todo sea por la bendita libertad del sufragio.
“No tendréis mi perdón,
no hay honor en ser carne de cañón.”

Cierre impactante.

saludos.