Matriz

Restallan con rara intensidad las estrellas
esmeraldas,
con luces de pesadillas insomnes
y alas revueltas,
adivinan en tus pesares siniestros designios,
en el platinado lunar inmenso y quieto.
Tu quisieras desmenuzar de un tajo ese pasado,
dulce Champagne de trastornados festejos,
y dormir de una vez todos los sueños,
pero tus resecos besos no pueden urdir memorias,
no pueden seguir el temblor de mis labios.
Si no das algo de aquellos sueños
No despojes las emociones consumidas.
Ni quites la apetencia de tu alma en la pureza.
Al elevarme a la matriz de la simple fe
me conformaré con tu mera presencia
o con los trozos cristalinos de huecos prohibidos
escurriré empapados sudores,
del hastío de cada día de Pascua
cuando la piel inerte se entrega al abismo
y mi amor, testigo deshilachado, prosigue disonante
el centro de la voraz tormenta...