Maxell

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Yo también lloro al igual que tú
lloro día y noche este sacrificio
mi sacrificio de amor, de nuestros caminos.
Nada hay que entender cuando las palabras sobran para explicar
vivir, morir con agonía y resucitar.

A mí nadie me besó como tú, mi amado, ni me amó como tú...
tus manos tan calientes, tan deseadas, tu voz invitándome a la locura.
Pero todo el castigo que recibo para hacerme fuerte
me duele dos veces, mi dolor por tu dolor
tu voz al teléfono, triste, mi amor
me reclamas, me culpas, me hieres y me abrazas...

Cama desordenada días enteros en mi espera...
tus ojos brillan destellantes y tus locas ideas.
El baño tibio aún me espera para purificarme
la música ya no suena más, la vela no enciende, ya no más...
pero tú vas a reinventarte, desde aquí mi alma te abrigará al despertar.

Aunque todo acabó, yo no puedo decir que no te amo
o que me resulta fácil olvidarte...
me duele tanto que mejor no lloro, para no derramar esta culpa...
culpa por haberte dicho: TE AMO
cuando mi vida no estaba libre para amarte.
(al Rey faraón M.R.O.)