Megavillano

Megavíctima
hoy mis dedos mendigan
hoy se escurre.

Que retozan eslóganes
de 1970
en adanismo
y neolengüe.

Recito tu guion quejumbroso
navegando en tu mar

tu marco impuesto:
la masa vive modas
anticuadas siempre.

Beso la mano
que me subvenciona.

Por eso sangro.

 

La izquierda del siglo 19 encontró su mayor mina de recursos en los obreros.

Al entrar al siglo 20 los procesos de mecanización trasladaron el filón hacia los oficinistas.

Ahora en el siglo 21 el filón son las minorías cuya mayor fuerza no se halla en su capacidad de trabajo, sino en sus habilidades de comunicación y exageración.

Lastimosamente tales medios están enfocados para ser utilizados individualmente y no en masa.
Grupos enormes de opiniones con un números real reducido de operadores.

Las masas se convirtieron en grupúsculos sin mayor potencial que ser pequeños y bulliciosos.

Saludos cordiales.

 

Como dices, en cada época han buscado su filón: obreros, oficinistas, ahora minorías.
Construyen un relato sobre sí mismos.

Pero sucede así: se autodenominan izquierdas… o también derechas, en etiquetas que bailan según la moda y el momento.
Una supuesta superioridad moral frente al enemigo.
Nosotros contra Ellos.

Citando libremente a Baudrillard, lo real no importa: lo que sostiene es el espectáculo, la confrontación de signos que se necesitan mutuamente.
Una capa virtual sobre el Ser Humano como ilusión de conflicto.

El diablo, cuando se aburre, mata moscas con el rabo.


¡Un saludo!

 

De acuerdo, presiones sociales para repetir una verdad única, el Relato Oficial.
Más que conflicto real, es esa imposición de consignas.

Gracias, Alde, por comentar
¡Saludos!

 

“yo soy, para mí mismo, el represor”

Un gusto leerte.
saludos.

 

Exacto.
-¿Quién puede quitarle el collar al tigre?
-Solo yo puedo quitármelo.

¡Gracias por tu comentario!

 

Leo un montón de estupideces de supuestos intelectuales, licenciados, maestros, ingenieros, políticos y bufones de toda índole. Por todos los rincones del mundo de las comunicaciones.

La vida, con un mínimo de inteligencia, sería un paraíso.

COMPARTIR, NO COMPETIR. Es la base.

Luego, despegar, deshacerse de lo animal y dejar a estos en paz. Alimentarse de carnes y pescados fabricados con proteínas y vitaminas artificiales, sin cometer miles de millones de crímenes al día.

Y expandir al Universo los paraísos.

Y un poco de misericordia y amor.

Lo demás es dar vueltas por el infierno y justificarlo. Hablar por hablar. No admitir que somos los diablos, los demonios de este puto infierno. No querer construir el Paraíso.

Salud i força al canut.

 

De acuerdo, el intelecto inflado o simplemente descentrado, invasor de otras energías como la del corazón -desde el que tu lengua se queja y proclama... Entonces el cerebro, ahí, se vuelve cínico.

¡Gracias por pasarte!