Mi aullido

Te podría hablar de la esperanza a cada esquina
del camino que se hace mientras se avanza,
esa teoría de los mentores,
a los cuales abandoné.
Ellos siguen teniendo
fragmentos de mi vida en sus cajones.
Esperando que algún día vuelva a ser valiente.

La chica de los tres años y seis meses,
la de los siete,
la resucitada de los veintiuno,
qué pasará después,
dime,
estoy aquí por mí
pero también para mostraros
lo opaco que puede ser
el sentimiento humano.
Tres años y seis meses.

No nací lobo para lamerme heridas.
El aullido siempre ha sido una lamentación.

 

Yo sí soy feliz, y te puedo asegurar que es una consecuencia.
Ya que la Felicidad tiene sus reglas.
Y la desdicha no es un castigo, sino un resultado.

 

Gracias, me ha encantado lo que has dicho. Estoy de acuerdo.