MOAB 3

Estimada Isabel...
gracias bella amiga, por dejarnos una vez más una muestra de tu sensible corazón al escribir estos versos cargados de impotencia que al leerlos, nos provoca inmenso dolor y creo que nadie puede quedar exento de comulgar con tus versos cargados de un inmenso sentimiento de rechazo sobre la guerra y los instrumentos con los que se lleva adelante tal acto bélico.
Un gran abrazo, querida y admirada Poetisa.

 

Sí que es verdad que el tema se las trae, que quita los sueños y nos devuelve a una realidad que no hemos elegido, con sus vencedores, vencidos y sobre todo sus muertos.
Pesa, y pesa tanto que su peso ensombrece cualquier dominio.
Un abrazote, Isabel, sin bombas, sin guerras y con los mínimos daños posibles.

 

¿no olvidarás a lo muerto' de la moab, vos?

¿qué lo' muertos de la moab no eran unos jueputas talibanes?

se puede tener una discusión filosófica acerca del carácter esencialmente humano de las armas y de las bombas.

cuando se inventó la agricultura, se inventaron los asedios.

cuando la' tribu centroasiática' domaron el caballo, se inventó el arco compuesto mongol.

cuando la dinastía song se hundía, se sacaron la pólvora de la manga de la camisa.

cuando la república bananera era maravillosa, se inventó la guerrilla revolucionaria.

cuando hijueputas nos mataban pa' repartirse el control del mundo, no' bendijeron con la bomba atómica.

é todo muy humano, my friend.

que ahora se tire una moab bien cabrona o una moabita bien buenorra pa' echarse a unos talibanes bien pendejos es solo el curso normal de los acontecimientos.

por eso la mejor decisión de tu vida será comprar una escopeta.

 

en realidá pensamos de forma bastante similar, vos. compartimo' mucho de ese mismo desprecio por los fabricantes, señores de la guerra, gente que usa su conocimiento pa' multiplicar los cadáveres e hijos de puta en general.

lo que sucede es que la naturaleza del ser humano nos lleva y nos llevará siempre al mismo lugar. no existe forma de que una paz prospere en el corazón de la guerra. el corazón de la guerra no es siria ni corea del norte, es nuestra propia historia, nuestras civilizaciones, nuestros avances tecnológicos, nuestros miedos, nuestras identidades. el mismo concepto de país nació intrínsecamente para defenderte y para matar.

y siempre vendrán por to'os nosotros. siempre.

un saludo isabel.

 

Hermoso poema, lleno de valentía y tristeza. En especial me llega cuando dices “Hoy mi pluma se niega a seguirte en tu vuelo", enfatizando en lo que nos debería siempre importar más, las víctimas.

Un placer dejar mi huella por aquí.

 

Si la poesía rechaza la bomba, la bomba entra igual por la ventana, querida Isabel. Creo en la poesía militante, te diré.

De tus prolijos alejandrinos me detendré en este:
me da igual cuanto peses ni tu destino incierto
Por una parte, «incierto» no rima en consonante con «muertos»; por la otra, no comprendo el rol de ese «ni», que imagino que quedó de una redacción anterior donde tenía su correspondiente «no».

abrazo
J.

 

Yo concuerdo con los políticos que, en nuestro país, mantienen que al terrorismo islámico se le combate cortándoles las fuentes de financiación, pero para eso, hace falta entrar a saco en todos los paraísos fiscales, y, claro, saldrían otras muchas cosas que a los dirigentes de nuestro mundo no les interesan que salgan. Sin los millones y millones de euros que manejan los fundamentalistas islámicos no podrían establecer la logística necesaria para llevar a cabo atentados masivos, tales como colocar bombas en estadios de fútbol y/o estaciones de metro, ferrocarril, o aeropuertos. A lo sumo, y eso nunca se podrá evitar, algún fanático podría liarse a puñaladas en plena calle con alguien, o, como mucho, liarse a tiros con una pistola, pero larga es la diferencia entre eso, y las masacres de decenas, incluso centaneres de muertos que originan con las bombas apoyados en esa logística que solo puede realizarse con ingentes recursos financieros.
Y es por eso que se dedican a bombardear, para cubrir el expediente de que hacen algo, mas a la vista están los resultados.
Cuando Gadafi gobernaba en Libia, y Sadán Husein, en Irak, los fundamentalistas islámicos estaban bastante controlados, y el terrorismo islámico, comparado con el actual, era mínimo. Se cargan a ambos dirigentes, y bombardean y bombardean, y resulta que cada vez hay más terrorismo, y más masacres.
Aunque no apoyo a la banda de criminales que gobiernan nuestro mundo, tampoco lloro por los talibanes que la MOAB haya podido cargarse, unos cuantos asesinos de inocentes que ya no cometerán más fechorías. Me repugnan por igual, los que alimentan las guerras, crean armas poderosas, se unen a la industria armamentista, y, en suma, nos gobiernan, que los asesinos talibanes y los asesinos yijadistas del llamado Estado islámico.

En cuanto a tu soneto alejandrino...., perfecto en sus hemistiquios y en todos sus ritmos de cantidad, acento, entonación, y timbre.

Besos, libélula linda, besos en alas de los vientos.

 

Una bonita imprecación a la guerra y una alabanza a los inocentes que han muerto a causa de ella. El soneto comienza con cierta sencillez para luego llevarnos a una reflexión más profunda cuyo terceto final resume muy bien. ¿Detalles? Claro que sí... Personalmente, cambiaría ese «ni» del verso * por «o»; creo que de esa manera la construcción gramatical queda más completa y más lógica; también debes corregir la falta de acento ortográfico en el palabro «cuánto», de ese mismo verso. | Las dobles adjetivaciones trato de evitarlas en mis poemas, más aun cuando estas no aportan nada especial al verso: un frío cuerpo inerte.

Sigo insistiendo en que hemos perdido el rumbo del foro, o tal vez nos importa un bledo lo que opinen los demás sobre nuestros desaciertos, o simplemente estamos demasiado ocupados mirándonos el ombligo para compartir una mirada sincera y constructiva con nuestros propios compañeros de foro. No fue esto lo que me imaginé cuando lo creamos. No se puede ser tan ciego por un lado y tan mezquino por otro. Corrijamos el rumbo.

Perdona tanta habladera de paja, querida Isabel.
Volveremos a vernos pronto.