Muero.

Prisionero de la realidad paso los días, caí en este agujero sin querer talvez porque así debía ser, nose.
Conseguí sin querer una opción de escape y no la aproveche, dejando que esa luz se apagara. Pudo haberme salvado de la agonía de la vida o tal vez era una luz fantasma que aparece cuando empieza a desvariar el Alma.
Ahora que la pierdo puedo comprender las cosas que cambió en mi por dentro. Aunque nunca abracé su consuelo, pude recibir un poco de su fuego, ese fuego con el que nace el cuerpo y que se pierde por culpa del miedo y por las propias caídas.
Las horas que pasan le ruegan a mi alma que algo haga. Pero que voy a hacer si no soy yo quien tiene la ultima palabra.
La sentencia se da hoy o tal vez ya se dio, lo que me preocupa no es que la oiga yo, sino que la oiga mi corazón condenándolo así todo su vida a vivir en prisión sólo y sin Protección.