No estoy.

Castillos en el aire, palacios en arenas movedizas, cuevas debajo del mar, iglús en el infierno, guaridas de animales heridos en la selva o en un burdel al sur de Marte.
O, mucho más probable, en el cielo.
No sé dónde estas.

Si el viento te abraza, la tierra te pertenece, las lágrimas guardadas te hacen flotar; si te miran como a un incendio, si lamen tus tiernas raíces o te violan diariamente.
O, mucho más probable, te traten como el ángel que eres.
No sé con quién estás.

Si necesitas respirar hondo, pisar fuerte para no caer, bucear entre sollozos, hacer hogueras para sentir calor; ser cazadora para no ser cazada o creer que en tu burdel al sur de Marte, estás de luna de miel.
O, mucho menos probable, que me eches de menos.
No sé cómo estás.

Yo, no estoy.
Tranquila.

No eres tú; soy yo sintigo, que no sé ser.

 

Prodigiosa inspiración de magnífica y fantástica poesía divina.