¡Nunca!

¡Nunca!

Podré no escuchar tu voz
que suave canta, un himno de alegría
y esperanza.
Podré no escuchar el leve paso
que a mí te acerca
y que pasa.
Podré no escuchar palpitaciones,
dulce sonido
que tu pecho guarda.
Podré no escuchar la tibia brisa
que emerge de tu boca
y tus labio retarda.
Podré no escuchar de tus sonidos
el eco inmerecido
de mi roca.
Podré no escuchar ya los suspiros
que en las noches de amor
bebía tantos.
Podré no escuchar ya más
de tus quebrantos,
podré no escuchar ya más
de tus congojas.
Podré no escuchar tampoco el rayo
que el tronco de mi árbol
de golpe trunca;
podré no escuchar a todo el mundo,
pero dejar de escucharte...
¡nunca!

 

Precioso poema mi querido amigo un placer leerte, saludos

 

Desde el fondo de mi corazon,les deseo lo mejor de este dia y de siempre.Su amigo.Bolivar

 

Es cierto que es muy bello, un poema con un sonido de verdadero amor.
Saludos. ^^

 

HErmoso poema, amigo. Una cosa sólo, creo que en la quinta línea debería poner que en vez de me (podré no escuchar el leve paso que a mi te acerca...)... Un saludo.

 

Lindo poema: Es el único sonido que está en nuestro corazón la voz del PADRE... que no se debe dejar de escuchar, por que su voz es la que da sentido a nuestras vidas... Me encanto detenerme en tus versos. Un saludo *coral*