Pena

Me da pena la complacencia
del aire, la fragilidad de los pianos
y su triste luminosidad de inercia,
evito por amargura
la vitalidad de los frutos secos,
la espontaneidad del tiempo,
el divagar de un mechón de horas
que desmantela con letanía los años;
me da pena la clonación del agua,
la inusual reverberancia
de los edificios que se arrodillan,
el tener que deambular
con esta patraña de versos inapetentes;
me da pena el derrame
de los delfines mudos,
de las ballenas muertas,
de las óperas marinas y la violencia
de los tritones que nos educan;
me da pena la ginecología del amor,
el evangelio del sexo, el poder genital
de los desiertos intervenidos
y el arremangamiento
de los que tenemos la culpa;
me dan pena los honorarios
de las cosechas con dinamita,
la sublevación de la tierra sometida,
la nomenclatura profética de los pájaros
extintos, el deshielo de la luna,
la contrariedad del eco, el rebote
bajo las ánimas inundadas
y sus metales sobrevivientes…
Tengo pena de la estupidez humana
y me descarto de los espejismos,
pena preciada que envejece
la sutileza de los hongos
por donde se elevan los impostores,
pena amalgamada y opositora,
pena de anaqueles atiborrados
en concubinato con el universo,
vastedad de culpas almacenadas
a la intemperie de los hijos,
abreviaturas con aborto de un te quiero,
multiplicidad de ausencias, llagas vivas,
alineación de la juventud
que se deshincha vertiginosa y con espanto
sin despedir la niñez atribulada.

 

Algunas de las imágenes del poema me han causado un grato asombro.
Una critica acertada de la estolidez humana convertida en un solido poema.
Gracias Bender. Un afectuoso abrazo para ti.

 

Gracias a ti. Un abrazo.