pequeños recuerdos

Te miré como un niño
con ojitos estrellados,
te miré con cariño
sin malicia ni engaños.

Y soñé yo contigo,
en un día cualquiera
de la mano al camino,
vanidad pasajera.

Te conté de silencios,
susurré mis canciones,
escuché tus palabras,
si, suspiré emociones.

Y te dije: te quiero
sin esperar respuesta,
y me dije: yo espero,
la esperanza no cuesta.

Llegará algún día
que escriba esta historia
y dedique mis letras
a evocar tu memoria.

 

Muy bonito. Yo prefiero la Navidad, antes que la vanidad.
Pero sé que muchas cosas que hacemos, no nos sirven de consuelo.
Se goza a través de la obra. Pero necesitamos la calidad, en un Servicio.
Pues el cliente siempre lleva la razón. Y no le vas a dejar con la miel en los labios.
Ofrécele un producto digno y noble. Pagará por él, más contento.