Perfume.

Estaría genial, si yo pudiera tenerte.
Delicadamente, poseerte.
Pero ya lo hice, pues tenemos una inmensa suerte.
Vivimos en el Paraíso terrenal.


Es necesario que estemos cómodos, todos los días.


Y el Bien se compensa con el Mal. Así, se equilibra la balanza.
Y el Buddha muestra, orgulloso, su gran panza.
O Jesús de Nazareth vuelve a nacer en el portal.
Y es la Navidad, semejante al espíritu del Mar, que es, a su vez, ave Fénix que renace de sus cenizas.


La energía del hogar, y la familia angelical.


Ángeles caminantes, y no dominantes.
Si bien, los fuertes acaban dominando, según escribió el rey Salomón.
Eso equivale a decir que vale mucho la pena, ser un Sansón o un Hércules.
Pero más vale maña que fuerza. La maña, en el Yin y el Yang. Profesor y alumno. Maestro y discípulo.





Ya que, si quieres aprender, enseña. Como decía Cicerón.


Yo te enseño los caminos que conducen a la vida.
Pero tú te has aburrido de mis cuentos enigmáticos...
Comodidad: ¿ Dónde estás ? ¿ Cómo encontrarte ? ¿ Dónde te ubicas ? ¡ En el sillón de orejas !
No precisamente, entre rejas. No quiero ir a prisión.


Te amo, con el corazón. Pero eres fragancia. Eres perfume. Eres un aroma que me es familiar.

 

Este poema tiene un gran clima, y deja una sonrisa aromada
Muy bueno.

 

Ohhh y qué es lavanda? Jazmín o huele al simple aroma del mar, compártelo