Plástico espacial

El niño en la plaza susurra
casi sin hablar,
mas bien trinar,
pregunta si puede correr,
brincar,
levantar cometas
faltas de viento y tela,
sostener el sueño entre
la hendidura del
meñique y el pulgar,
párpados entumecidos
resguardando el vuelo,
la garganta chirriante
sin poder despertar,
acompañado del
inclinado cuello hasta
vencido
sumergir sus pestañas sin
unirlas,
clavadas gotas aplastadas
por mellas, perforado
cada pez,
comunicando
occisos y burbujeantes
el fiel despertar.​

 

Es hermosamente sutil y dulce, nos hace sumergirnos en la mirada soñolienta de un niño que mira las alturas pobladas de criaturas de ensueño. ¡Ah, memoria de tiempos ya remotos!
Excelente, compañero, te felicito.
Va un cordial saludo.

 

¡Muy agradable!

 

Bienaventuranza recibida nuevamente por su presencia en el pensar por el que trato de saltar y no correr, un placer su comentario. Cuídese amigo, un saludo hasta el paraje de cometas y astros.

 

Un placer también, maestro amigo. Saludos y destellos.

 

El niño encontrará su mundo. Uno en el que pueda moverse ágil y alegre como los delfines, por más que en ese mundo no se eleven cometas como en otros.

Hermosas letras, juventud. Un saludo amistoso hasta ti.

 

Buenos días amigo, su pensar es sumamente sensible (dote que pocos poseen) y su comentario es comprensible del todo, e intangiblemente perceptible (curioso suceso), como si hubiera continuado el poema. Un gusto enorme su visita, cuídese.