Plaza Yungay

Pasa un gorrión,
el tiempo vuela
como un niño
en las alas de tu corazón…
pienso en el último otoño,
en la brisa que te arrastra
por las anchas avenidas
de tu alma…
la memoria de mis versos
busca recordarte como eras ayer
cuando el tiempo era
una paloma errante,
un olvido de palabras
que se escondía
en el fondo de mis libros…
sentado te espero…
sentado aguardo tu llegada,
tu compañía de amiga,
de esperanza dormida en los brocales
de mis recuerdos,
los que comienzan a germinar,
los que buscan despertar del letargo,
de este sueño azul,
de esta esperanza volátil
como el día que comienza
a huir de mis manos,
de mi ausencia,
de mi lenta agonía de pájaro herido,
de mueca triste,
de soledad,
de afán y de gozo,
de pena y de olvido,
de olvido y de razón,
de este soliloquio
que plasmo en estos versos,
en estos versos que nadie leerá,
en estos versos que parecen despedidas
de sueños y de esperanzas,
de hondas tristezas,
de nostalgias que comienzan la retirada
cuando tu sombra presagia la luna
con su manto de dulce templanza,
con su manto de silencio,
de paz,
de gloriosa armonía
en medio de este mundo que nos ahoga
por el breve tiempo
que nos queda…
sentado te espero,
pasa un gorrión…

 

Es como si te hubiese visto esperando en Plaza Yungay. No conozco el lugar, tampoco conocía a tus versos... pero ya ves ¡alguien los leyó! Y son bellos, como un film capaz de capturar imágenes de un vínculo entrañable y poblado de amorosos gestos íntimos.


BIENVENIDO A MUNDO POESÍA.


Un saludo desde Buenos Aires.

 

¿De cuantas maneras se pinta un esperanza?
de tantos tamaños y formas,
y hasta quizá tengas especies.
Pero en su concepción
solo existe un solo motivo:
Vivir,
el desarrollo de la misma
le va dando diferentes tonalidades,
según nuestro estado de ánimo
y la posibilidad de superación propia,
es entonces que ante la necesidad
se vuelve una norma de ser;
un estilo que se observa.
pero que no se contagia,
al menos creo yo.
Si la vida es lo primordial
y vivirla de la mejor manera,
una razón
pintarme este día de esperanza,
no sé de cualquier color,
es mucho lo que te extraño.
Ponle un tantito del color de tus cabellos
de un despertar de otoño, perfumado
de hojas caídas y a pradera dorada.
Agrégale el esmalte de tu sonrisa
para despejar lo gris de mis horizontes;
cuando mezcles colores
no olvides poner el de tu mirada
así, aseguro los sueños,
aquellos que te adormecen
y que a mi me ilusionan.
Píntame de tu esperanza
con los pinceles de tus dedos,
con la paleta de tus palmas extendidas,
en el lienzo de mi cuerpo.
Ahuyenta el invierno, frío cruel
que resquebraja a mi corazón,
sé la eterna primavera
que siembra perfumes en mi piel.

(*) Tomado de un e-mail escrito a Aldana.

Un verdadero honor leerte en esta majestuosa poesía, de detalles hermosos y palabras en abierta composición.

 

Al igual que Ciela tampoco conozco el lugar,
pero me traspoté a él en cada verso,
un gusto leerte.