Pregunta consecuente.

Tendré que organizar mi ejército,
estas batallas que me esperan no me van a
a dar cuartel.
Reforzaré los flancos de mi memoria
y allí pondré mis mejores generales.
El frente, la cabeza que se encuentra
directamente con la batalla la nutriré
de esperanzas, ilusiones y dudas.
De allí saldrá la primera sangre.
De allí brotarán los surtidores de
líquidos arteriales que conformaran
la dudosa victoria.
Allí será el embate, el impacto grotesco,
la medida de una fuerza ilógica pero latente.
Después entrare en cuña y dejaré los miedos
apartados por un momento demasiado largo.
Alzaré la espada buscando el aire que acompañe
mi gesto.
Dejaré caer la brutalidad de la fuerza desmedida
sobre el enemigo que me acompaña
y no quiere serlo.

Después me vendrán los verbos con preguntas.
Me arrinconaran preguntando por qué tanto exceso.
Saldré de la batalla cabizbajo y doliente.
La sangre que queda atrás me sujeta el alma
y me hace preguntas que no se contestar.