Que llueva.

Siento pánico a aquellas noches que me hacen recordar que estoy aqui y no allí,
que aun no descifro la infame inquietud de las personas obsesionados por los instantes;
por un flash de cámara, y no por los relámpagos.

Me niego a pensar que las cosas acaban mal sin ningún tipo de revancha infinita que puedes obtener de buena o de mala voluntad.

Que la suerte de unos son las desgracias de otro es una historia que conosco pero que muy bien,
como que los pasos de ciertas personas arrastran huellas de baúles como féretros
y algunas risas no son más que ventanas con las persianas bajadas.

Que me lea el que use capucha en vez de paraguas.