Quejas Inutiles

QUEJAS INUTILES

Dura está la vida,
no tenemos trabajo,
exclamaban dolidos
los conocidos pecados.
Nadie me recuerda,
se quejaba el olvido
luciendo arrepentido;
nadie viene a verme,
reclamaba la ausencia
remordida la conciencia;
a mí nadie me entiende,
proclamaba la astucia
escondida en su argucia;
todos de mí desconfían,
hablaba la hipocresía
y su suerte maldecía;
no hay nadie que me soporte,
peroraba la intolerancia
con su modesta arrogancia;
nadie sabe nada de nada,
argumentaba la ignorancia
con su amarga jactancia;
ya no hay quien me crea,
reclamaba la mentira
con su satírica sonrisa;
me dan pena los que ríen,
disertaba la amargura
con su fingida dulzura;
todos me huyen y evaden,
acusaba la soberbia
con su humilde demencia;
ahora ya nadie me teme,
furibunda decía la ira
con su clemente ironía;
estoy tan miserable,
se lamentaba la avaricia
disimulando su impudicia;
tengo tanto qué hacer,
aseguraba la pereza
con su falsa diligencia;
a mí todos me envidian,
discurseaba la vanidad
aparentando caridad;
a mí todos me quieren,
peroraba el orgullo
citando a Perogrullo;
yo todo lo comparto,
ofrecía el egoísmo
con patético cinismo;
yo a todos respeto,
repetía la insolencia
con su maliciosa paciencia;…
Cuando así habían dicho
los defectos en la desocupación
su triste y agrio discurso,
el odio se entrometió;
monstruoso y tremebundo,
malencarado y rabioso,
iracundo espantajo, apareció,
pretendiendo algo charlar;
mas, todos temerosos,
le dieron la espalda
y espantados desaparecieron.
Ya solo él, sin tener a quien odiar
se devoró a sí mismo.
Entonces, por mucho tiempo,
las virtudes estuvieron en paz
para hacer de los hombres
seres buenos en libertad.