Sal

No es necesario que se rompa el tiempo
en un instante de salitre, no,
no quiero que mi nombre sea de sal.

Ya sé que cura, y sé que algunas veces
es la sentencia litoral que nos hace más hombres.
También sé sus misiones en la arena,
en la bahía en la que me esperabas.

Si no coinciden agua y desembarco,
si se demora el mar en su horizonte,
si no hay embarcaciones que se atrevan
a navegar por su costado azul,
no quiero, no, que se convierta en sal
como si regresaran los pecados
a la deriva de un remordimiento
que no ha sabido redimir la sangre
en la inmensa colina de la noche.

 

Que sea de miel y de eucalipto tu nombre
y que no sea de la sal que corrompe a los hombres buenos.​

Precioso poema, da gusto leerte, un poema extraordinario.

Saludos

 

Hermoso deseo de coincidencias... o eso es, al menos, lo que yo entendí... me encantó la imagen.

 

perpetuar momentos tal y como eran es complicado, ese gustito a sal muchas veces los remplaza.
un abrazo