Seducción divina

Mil de mis suspiros se dejan llevar por tu piel,

se escabullen en cada curva candente,
de cada estructura voluptuosa,
que es tu cuerpo, un milagro vivo,

se desangran mis ilusiones,
al pensarse en frente tuyo, aún con falencias,

irrumpen mis esencias abstractas,
en tu materialidad mental,

reflejos de vida carnosa,
carnalidad en cada neurona estimulada,

¿será que este arte
trasciende los límites de la finitud?

me dejaré crepitar,
como carbón blanco,
entre tus muslos,
entre tus senos,
entre tus manos y pies,

encontrándome perdido
en la boca
de este organismo universal,

que es tu cuerpo,

que es mi goce.

 

El poema expone la entrega total del yo poético ante la fuerza del deseo y la fascinación por el cuerpo amado, contemplado como un milagro vivo y un universo en sí mismo. Entre la fragilidad de las ilusiones y la intensidad de la pasión, se desdibuja la frontera entre lo espiritual y lo carnal, elevando el erotismo a un arte que busca trascender la finitud. El cuerpo de la persona amada se convierte en templo, cosmos y fuente de goce, donde el amante se pierde y se consuma en una experiencia que lo trasciende.

Saludos Cordiales