Sensatez

Se decía de un poeta
que, enfrascándose en un reto,
no le salía "perfeto"
y se volvió majareta.
Otro, que entendió la treta,
ajustábase a la norma
-aunque ni fondo ni forma
con claridad percibía-.
Mas tampoco conseguía
convencer al que trasforma
las reglas a su albedrío.
Montose tan gran disputa
que quien marcaba la ruta
sintiose muy "compungío".
¡Esto del reto es un lío!
-dijo un rapsoda anarquista-
porque a mi pluma de artista
toda regla le confunde,
y mi verso se difunde
como Pantoja en revista
destinada al corazón
(y por tanto color rosa).
¡Tiene bemoles la cosa!
¿Y por qué tanto follón?
Analizo la cuestión
y les voy a hacer un ruego:
no me jueguen más con fuego,
que nos podemos quemar.
Tenemos que recordar
que solamente es un juego.
Que aquí tan solo escribimos
lo que nos sale (del "alma").
No perdamos, pues, la calma
que de pobres no salimos.
Para el Nobel no servimos:
nuestro verso es pacotilla
con olor a zapatilla,
somos solo aficionados
(y no de los más dotados).
¿Por qué, pues, esta rencilla?
Yo al "poema" me sumé
y retando conseguí
lo que nunca pretendí:
meter hasta el fondo el pie.
Fue tremendo el paripé
que tuve que organizar,
no se fuera a molestar
ningún poeta del foro.
Hubo quién se puso toro,
y tuve que claudicar.
Termino la perorata
con un escueto mensaje:
no hay poeta de linaje,
hay poesía barata.
¿Nuestras obras? ¡Una lata!
Y sentado en mi camastro,
buscando en vano aquel astro
que ilumine mi camino,
me reconozco un cretino,
un engendro, un poetastro.

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Chu