Siete

Estar sin dirección,
principio ni un fin,
cuando falta ilusión,
como poder conducir.

De qué color es tu alma,
y en qué colores sueñas,
del mismo que sangras,
sufres y a solas navegas.

Donde van los pasos,
algo alguien espera,
emocional el gasto,
jornada poco amena.

Pensamientos invaden,
escombro rotos vidrios,
ayer podías levantarte,
hoy solo caer aturdido.

Otra silueta plantada,
y a quien le importe,
mantén la distancia,
sobrevive la noche.

Cerrada cada carretera,
quemados los puentes,
las ruedas no ruedan,
motor ya no enciende.

Domingo por la mañana,
el vértigo sabor amargo,
tan enorme la distancia,
siete han sido fracturados.

Accidentes siempre pasan,
busca culpable o el remedio,
la traicionera curva cerrada,
seis en la tierra uno en el cielo.

Es tanta sangre derramada,
y el mundo no se termina,
vieja madre llora devastada,
y nueva ilusionada germina…

 

UN muy buen poema nos has compartido poeta. Narras una triste realidad que nos aqueja muy seguido. Un abrazo cordial.