Soledad...

¡No la embriaguez,
durante mis orgías solitarias,
sino el sosiego frío y sereno,
que reina de vez en cuando
en mi cerebro,
enriqueciendo y diferenciando,
dando más claridad a las jerarquías inexistentes,
donde mi alma podía estirarse
a su antojo,
en su universo,
en búsqueda de algo éfimero,
donde no había casi nada establecido,
aparte de mi confusión!

¡Si la palabra "sagrada"
hubiera tenido algún sentido,
la voluntad ya no tuviera origen
en un simple anhelo,
sino que habría surgido
de una decisión meditada!

Empobrecido,incapacitado,
para describir el mundo de los sentidos,
empecé a llorar en silencio y la encontré...
¡No supe a quién agradecer
tanta felicidad!
¡Celebré mi llegada a la soledad,
que infundía mi conciencia,
con su propio poder,
no en tono de ruego,
sino de exigencia,
para no compartirla con nadie!
¡Una fortaleza interior,
una fortaleza embellecida,
una fortaleza sin dudas!
¡Mi soledad!