Soneto Funebre

Nada queda vivo en el umbral de las animas
nada se pierde en el estrecho laberinto
dos instantes y una fugaz mirada me reclamas
en el instante mismo del dolor quebrantado.

Mirada atónita de dolor envuelta en llamas
perdida hija mía de mis sueños rubricados
cuando la luciérnaga nos alumbra y reclamas
un abrazo, un beso infinito y pasional.

Miro en tus ojos lo mucho que me amas
descifro la clave de tu delirio al compás
de tu silueta, dicha y desdén de las damas.

Clave y tono de la música interpretada
por los serafines dirigida por dios, no suena mas
en mis tristes sentidos ya consumados por el tiempo.

 

Buena prosa mi hermano, felicitaciones y cordiales saludos desde venezuela..