Substituto humano.

Estaba harto,
de aquel cuarto,
el yacer sudando,
en ocio infundado.

Deseando poder huir,
ese ambiente febril,
y ser un dócil mártir,
cada ardiente abril.

Demasiado inmerso,
en mi padecimiento,
sin mover un dedo,
por algún progreso.

Lamentando encierro,
fuera de mi elemento,
forzado confinamiento,
miedo cerval al silencio.

En total espiral adverso,
almacenando alimentos,
contemplando al espejo,
cada segundo envejezco.

Enojado tan cerca y lejos,
sin una señal de aliento,
alguien llama envía texto,
despierto cual mal sueño.

Y cuando perecía aislado,
todo esfuerzo casi vano,
al extenderle mi mano,
pude ver todo tan claro.

Estaba extraviado,
mirando a otro lado,
tanto gris desencanto,
por él se ha despejado.

Hasta aquel arrullo temprano,
maternal a mí ha regresado,
solo pero nunca solitario,
el mi substituto humano.

Desde sus plantas hasta rasgos,
como siempre había imaginado,
lo percibo siempre a mi lado,
no paso noches ni días malos.

A mis paredes no estoy anclado,
distracción material o pasado,
el es mi hermana y hermano,
amigo substituto humano…