Tormenta Vanidad

La tristeza es cruda cuando el espejo miente.
Cuando no te deja ver la belleza tu alma.
La cubierta de los ojos parece transparente,
pero la nube cegadora tiene el grueso de tu palma.

Yo creí que por tus ojos entraría,
creí que así cautivaría tu corazón…
Me vestí de musa, día tras día,
me volví un maniquí perfecto para cada ocasión.

¡Cuántas cosas inútiles y vanas
hice y deshice queriendo agradarte!
Que ahora me quedo vacía,
sin rastro de aquel amor que quise darte.

Hoy mi cuerpo se volvió turgente,
y su modo de andar llamativo,
de miradas agenas es mi corona de espinas,
de penumbras, ausente la tuya, es el camino.

Me perdí en la tormenta
procurando mirarme perfecta para ti;
y hoy tus ojos se han volcado lejos,
ya tuvieron suficiente de lo ufano de mí.

Fue tan perversa, tormenta vanidad,
maquilló todo lo feo de mi pasado,
de nada me sirve ya un cuerpo nuevo
pues con cruda soledad lo estoy pagando…
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