Un patio

En el piso del patio mil lunares de sol
Se cuelan por las hojas de la parra salvaje.
Bella policromía que anuncia otro verano,
gorjeo de pichones alborota el ramaje.

Más allá de los burdos sentimientos mezquinos
que el patio no conoce, por ser sólo eso, un patio,
me sorprendo buscando lo que ayer me irritaba,
las cosas de la abuela, que en silencio quedaron.

Hoy Dios, con su infinita paciencia soberana,
me muestra en un espejo la vanidad vacía.
Las mañanas del patio transcurren sin rencores,
mientras llena de errores sus alforjas, la vida.

En el patio de mi alma mil lunares de sombra
cubren las pocas luces que en mi vida he tenido.
Algunas cosas buenas que alejan del pecado,
y que de nada sirven para ser redimidos.

Mas se cuela despacio por mi ser aterido,
una Luz que se trepa por la postrera arista,
e ilumina los fondos, las miserias, las grietas,
hasta que todo queda desnudo ante su vista.

Ahora en este patio soleado de mi alma,
en que me he arrepentido y El Señor me ha salvado,
he dejado los burdos sentimientos mezquinos
en las viejas esquinas, de mi viejo pasado.

Aprendí a perdonar… porque Él me ha perdonado,
y el patio no lo sabe, por ser sólo eso, un patio.

 

buen escrito.... hermosa... bellos versos...

 

Gran poema, una preciosidad magnífica suprema.

 

hermosisimo, una belleza este poema